¿Qué es aprender? – La disposición para aprender.


Aprender es un proceso difícil que involucra a la persona en todas sus facetas: intelectual, emocional, social y cultural. El aprendizaje requiere que la persona se sienta bien en la situación de aprendizaje. Para poder aprender, necesitamos estar relajados, sentirnos “en casa”, acompañados, comprendidos.
Cuando una preocupación nos inunda nuestra cabeza está ocupada en otra cosa. De manera que, desde el punto de vista emocional, el aprendizaje necesita que estemos en disposición para aprender.

  1.  La disposición para aprender.

Esta disposición es el estado emocional vivida por una persona ante una situación de aprendizaje. Esta disposición puede ser favorable o desfavorable, puede favorecerse u obstaculizarse, no es consciente ni la controlamos por nuestra voluntad y, además, es variable según los contextos y el momento.

Depende de tres factores:

  • Del momento vivencial de la persona. La disposición de una persona en una situación de aprendizaje determinada depende, en gran medida, de las situaciones emocionales, sean de sufrimiento, de preocupación o incluso de felicidad, predisponen de cierta manera frente al aprendizaje.
  • De su historia personal de aprendizajes. La disposición al aprendizaje se va constituyendo en el ser humano a lo largo de la vida en relación con la historia de todos sus aprendizajes. La historia de nuestros aprendizajes, sobre todo de nuestros primeros aprendizajes, va dejando huellas profundas que influyen en nuestra forma de enfrentar cada nuevo acto de aprendizaje. Las maneras de actuar, sentir y pensar en relación al aprendizaje, configuradas desde la infancia, van conformando esta disposición.
  • De la percepción del contexto de aprendizaje. Todo aprendizaje se realiza en un contexto. El contexto siempre es social y cultural. El contexto influye en la disposición porque cada persona puede sentirse más “en casa” o menos “en casa” en ese contexto. En este sentido, la disposición que la persona tenga en cada situación de aprendizaje será el resultado de su propia percepción del contexto y de las posibilidades que le brinda. La disposición será el resultado de la interrelación de variables culturales, geográficas, temporales e históricas propias de cada sujeto, del grupo en el que vive y de lo que el contexto educativo le ofrece.

 2. Obstáculos para disposición para aprender.

  •  La situación vital de la persona: Las situaciones de sufrimiento, por motivos afectivos, laborales, familiares, económicos, o de otra índole, disponen a la persona de cierta manera frente al aprendizaje.
    Frente a este tipo de obstáculos, el educador debe actuar comprendiendo y conteniendo a la persona: no agregar exigencias ni culpabilizar al estudiante. La comprensión, la confianza, la actitud paternal y, a veces, poder conversar sobre los temas que le preocupan.
  •  La historia personal del estudiante: Cuando el aprendiz realiza sus primeros aprendizajes en un contexto en el que quienes lo educan están sufriendo, ya sea por problemas emocionales, sociales, económicos, el clima en el que realiza sus aprendizajes es un clima de hostilidad, no es un clima favorable.
    Y esta sensación de sufrimiento y hostilidad queda asociada de manera inconsciente al acto de aprender, aunque sus padres o educadores hayan tenido muy buena voluntad.
    Otras veces el acto de aprender puede quedar asociado a sentimientos de miedo. Los padres pueden haber hecho que los primeros aprendizajes se realicen en un contexto de temor. El acto de aprender también puede estar asociado al miedo al fracaso: el temor a fracasar en el aprendizaje puede ser tan grande que termina paralizando a la persona y conduciéndola efectivamente al fracaso.
    El miedo a aprender puede estar asociado también al miedo al cambio. Aprender significa cambiar y para algunas personas esto implica abandonar las certezas sobre las que se apoya para comprender el mundo.
    ¿Qué pueden hacer los educadores ante este tipo de obstáculos en la disposición para aprender? Si el acto de aprender está asociado al miedo y a lo desagradable, el ambiente de aprendizaje deberá ser muy cercano y amigable.
  •  La percepción del contexto de aprendizaje: El educador, sin darse cuenta, puede estar ejerciendo una cierta violencia sobre los valores que la persona trae. Esto quiere decir que puede estar tratando de imponer sus propios valores, creencias y conocimientos, sin tomar en consideración qué es lo que la otra persona considera como válido, deseable y legítimo de su propio grupo cultural. La dificultad que presentan puede deberse a que inconscientemente sienten atacados sus valores y su cultura.
    La consecuencia, muchas veces, es que se cierran frente al aprendizaje como una forma de defenderse. El resultado es que esas personas, en definitiva, no pueden aprender lo que el educador enseña.

 Concluyendo, se debe partir de la aceptación, del respeto y establecer un diálogo cultural con el otro. Solo así lograremos que su disposición no se vea obstaculizada a causa de la violencia ejercida por el contexto de aprendizaje. Por eso, hay que establecer este diálogo cultural y no ser impositivos. Es fundamental que el educador pueda respetar la diversidad. Esto implica contemplar los diferentes contextos de origen, respetar los diferentes modos de expresión y los diferentes tiempos de aprendizaje de cada persona.

  1. A modo de ejemplo.

Para poner un ejemplo, que en la actualidad educativa es reconocido por sus logros, el sistema educativo finlandés considera como clave el fomento de esta disposición de aprendizaje, ya que:

3.1. Lo más importante del Sistema educativo no es la organización del conocimiento sino el estudiante.

El centro del Sistema educativo es el estudiante. Esto es fundamental, ya que es el mismo sujeto quien aprende. Los finlandeses comprendieron que el estudiante aprende mejor en un ámbito libre y progresando a su ritmo para adquirir fácilmente los conocimientos fundamentales. Esto no quiere decir que no se respeta profundamente los conocimientos, pero se respeta aún más a los estudiantes en proceso de adquirirlos.

¿De qué manera se tiene en cuenta a los estudiantes?

  • La clave del éxito es comprender las necesidades de los niños, a los más pequeños se les incrementa la sensación de seguridad y la motivación.
  • La relación entre el hogar y la escuela es muy estrecha.
  • Las relaciones entre maestros y estudiantes son más informales y cálidas.
  • Se presta especial atención a la creación de un entorno escolar agradable y estimulante.

3.2. Un ambiente familiar.

La escuela favorece a un clima cobijamiento para que el estudiante se siente en la misma “como en su casa”. Esto se logra de dos maneras: desde el punto de vista edilicio, los espacios de trabajo son extensos, limpios y cómodos; y desde el punto de vista humano, ya que las relaciones entre los profesores y los estudiantes son de gran familiaridad sin confundir los roles y el respeto mutuo. Los docentes son accesibles, disponibles y atentos. La relación es abierta y positiva. Los profesores buscan ayudar a los estudiantes a aprender.
El tamaño de los establecimientos crea un clima de proximidad y permite a los docentes conocer personalmente a todos sus estudiantes.
En sus cursos los profesores son criteriosos en un límite de tolerancia con relación a pequeñas faltas que en nuestro caso, a menudo, llevaría a sanciones inmediatas.

Esta experiencia de Escuela como hogar es importante ya que está ligado a la experiencia del reconocimiento de lo propio. La persona es un ser-con-el-otro-en-un-lugar, de pertenencia común. Heidegger decía ser-en-el-mundo-con. Éste es un modo de estar arraigado y a la vez la expresión retorno casa-escuela y escuela-hogar mantiene una continuidad. La vivencia de lo familiar fortalece la experiencia del retorno que se manifiesta en el lazo inquebrantable que nos une a lo propio. El arraigo no debe ser identificado con el apego a un lugar determinado. Tiene que ver fundamentalmente con el enraizamiento a lo propio y hogareño.

3.3. El aprendizaje adaptado a los niños.

El aprendizaje de la lectura es a partir de 7 años. En el jardín de niños (de 1 a 6 años) y en preescolar (de 6 a 7 años) se busca despertar las aptitudes de los niños, sus habilidades, su curiosidad. Los niños estudian a la mañana de forma atractiva. La tarde es para el juego. De esta manera, los aprendizajes iniciales se logran sin violencia, sin tensión y sin presiones, teniendo como objetivo estimular y motivar.
La repetición de año está prohibida por ley. En todo caso, se organizan grupos de apoyo para los estudiantes con dificultades en las materias. También, existe un profesor auxiliar que se envía a la clase para apoyarlos.
La jornada de estudio se organiza respeta los ritmos biológicos del niño y de evitar todo cansancio inútil: hasta los 16 años de escuela obligatoria, las clases son de 45 minutos y se entrecruzan con períodos de descanso de 15 minutos.
Los estudiantes comienzan con las asignaturas más sencillas como educación física y su lengua, el finés. Más tarde, llegarán las matemáticas, ciencia, historia y lenguas extranjeras. Y es a los diez u once años cuando comienzan a recibir calificaciones numéricas por estas materias. Las notas las pone, durante los primeros años de su educación, un único maestro, que vela por que ningún estudiante quede excluido.
La metodología finlandesa ha abandonado las memorizaciones típicas del sistema educativo de la Ilustración y hace énfasis en la discusión y en la reflexión. No es una mera cuestión de memorizar y después transmitir información, sino que «desde pequeño te enseñan a aprender a pensar«.

Cada persona es un ser-único, dado que cada uno de nosotros tiene una identidad propia, aquello que lo motive e impulse a actuar variará según los deseos personales de cada cual. Una definición de motivación es aquella que considera que la misma como todo aquel estimulo emocional que nos lleva a actuar de alguna forma.
Somos seres emocionales además de racionales y las emociones poseen un peso importante en nuestras acciones tanto o más que nuestra razón. Esto hay que tenerlo en cuenta en la educación.
Existe más de una fuente posible de motivación para lograr lo que desea. Estas son las siguientes:

  • Motivación de logro: Lo importante para los estudiantes para que se sientan motivados de esta manera es alcanzar su objetivo por sí mismo. Es la satisfacción de lograrlo y es el crecimiento personal que se da hasta lograrlo lo que resulta atractivo. Por eso, este sistema finlandés de educación busca despertar las aptitudes y habilidades sin presión, lúdicamente, sin notas numéricas hasta los 11 años que mida a cada uno, sino que cada uno encuentre la satisfacción del logro obtenido. Inclusive los que poseen problemas poseen profesores especiales que posee a su cargo pocos estudiantes.
  • Motivación de afiliación: aquí se destaca el aspecto social, es decir, lo que se busca es la unión al grupo y sentir que se forma parte de algo junto con el otro. El ambiente agradable -como dijimos- colaborativo, sin notas que originan las diferencias o la desmotivación personal este aspecto posee un peso motivacional.
  • Motivación de competencia: El buen resultado es lo que destaca para este tipo de motivación. Es lograr la meta pensada de tal forma que el buen resultado incentive las habilidades del estudiante mejorándolas durante el proceso. Lo narrado favorece este aspecto motivacional.

3.4. Detección prematura de limitaciones y desordenes del aprendizaje y apoyo en el aprendizaje.

Es otro aspecto de una educación que piensa en las necesidades de cada estudiante con el fin de poder adaptarse lo mejor posible a las necesidades del mismo. Desde el jardín de niños, los niños se los analiza con una serie de pruebas. Los que muestran mayores desventajas se agrupan en clases adecuadas con 5 estudiantes por clase, con profesores formados a tal fin. Esta formación especializada se da en escuelas normales, lo que permite integrarlos a ciertos cursos normales donde esto sea posible (trabajos manuales, música, deporte, cuando no se trata de una desventaja física).
Profesores especializados están presentes en todos los colegios de secundaria con el fin de brindar una ayuda orientada a los estudiantes que tienen.

Con respecto a esto podemos decir que la escuela tiene que aceptar esa diversidad y proponer una intervención educativa en la que sea posible un desarrollo óptimo de todos los estudiantes. El desarrollo, como decía Vygotsky, consiste en la individuación cada estudiante. Para ello, hay que partir de las situaciones personales para realizar un proceso educativo individualizado. No hay dos estudiantes iguales, y que si detectamos las necesidades de cada uno, comprender la forma en la que le resulta más fácil aprender y más motivadora, los resultados son mucho más eficaces y satisfactorios.
Los enfoques metodológicos de la pedagogía deben estar centrados en el estudiante facilitando la diversificación y flexibilidad de la enseñanza, de modo que sea posible personalizar las experiencias de aprendizaje comunes.
Todos los estudiantes tienen derecho a educarse en un contexto normalizado que asegure su futura integración y participación en la sociedad. Esto tiene que ver con una cuestión de derechos y con criterios de justicia e igualdad.
Siguiendo a Vygotsky, el desarrollo depende del aprendizaje y no al revés, por eso un niño que presente algunas peculiaridades en su cognición, aquellas se superarán si proponemos una metodología donde todos los niños pueden aprender juntos y donde unos a otros se ayuden: “La única buena enseñanza es aquella que precede al desarrollo” (Vygotsky, L. 1995).
Esto significa enseñar a los niños a pensar de manera correcta y autónoma, a trabajar juntos ayudándose uno a otros, a saber utilizar lo que aprenden para resolver situaciones problemáticas de la vida cotidiana, pero sobre todo, porque han aprendido a hablar y a escucharse, a vivir juntos de manera constructiva y a respetarse a través del aprendizaje cooperativo.
Esta concepción no habla del desarrollo como algo natural sino como algo cultural. Esta visión del desarrollo humano a través de lo cultural es el pensamiento de Vygotsky. Él dijo: “la buena enseñanza es la que se adelanta al desarrollo”, entonces lo que hay que hacer desde el primer momento es enseñar.
La cultura escolar no es sólo acumulación de contenidos, sino que implica la propia construcción de las herramientas de la mente (construcción de estrategias), esta construcción se realiza cuando los niños disfrutan siendo partícipes del mundo que uno genera con los demás. Ser partícipe significa trabajar en grupo, tomando o adquiriendo responsabilidades, compartiendo tareas propias de grupo.

3.5. Promedio elevado de atención de los estudiantes

Un aspecto importante en un buen resultado educativo es una cantidad óptima de estudiantes en las aulas. Durante los primeros años de la escuela obligatoria (de 7 a 13 años), el número de estudiantes por clase es de 25.
Las escuelas primarias y secundarias cuentan también con consejeros de orientación psicológica que están presentes a tiempo completo en una escuela con una carga de un consejero para 200 estudiantes, lo que les permite estar disponibles para todos los estudiantes que acudan a consultarlos.

Algunos autores afirman que no existe un número ideal de estudiantes en un curso. Hay escuelas que tienen muchos estudiantes en una división y trabajan muy bien y participan en clase, pero hay otras con apenas pocos estudiantes donde ninguna propuesta resulta atractiva.
Pero la perspectiva es otra, no se trata de aprender en un curso numeroso o no, sino de que la construcción de aprendizajes de calidad pasa por el establecimiento de relaciones interpersonales, de procesos de mediación adecuados entre los estudiantes y sus profesores (Bacáicoa, 1996; Arancibia, 1993; Casassus y otros, 2000; Feuers-tein, 1995; Villar y Villa, 1992; Palacios, Marchesi y Coll, 1991). Desde esta perspectiva, la cantidad de estudiantes en un aula es una variable importante.
Hemos visto que una de las características del Sistema educativo finlandés es establecer relaciones interpersonales de mayor afectividad e intimidad entre docente y estudiantes, esto posibilita una mejor educación personalizada, atender a las necesidades de los estudiantes y mejora el aspecto motivacional.

3.6. Estudiantes activos y comprometidos

Podemos creer que las clases son magistrales. La realidad no es así pero sí podemos encontrar estudiantes en actividad, solos o en grupo. Los profesores buscan la participación y son predispuestos a las demandas de los estudiantes. El profesor está en el aula como un recurso entre otros. Es una enseñanza constructivista y aprendizaje significativo. La memorización de los contenidos no se tiene mucho en cuenta pero si la reflexión del estudiante.
Otro aspecto importante es el uso de la tecnología y al alcance del docente en cada aula. Incluso estantes con libros. Es decir, todos los medios para poner a los estudiantes en contacto con los conocimientos y ellos son constantemente motivados para construir un sentido a su medida a partir de todo lo que tienen a su alcance. Nada de obligación, nada de presión y dando a los estudiantes posibilidades diferentes para aprender y para adquirir competencias significativamente.
La escuela finlandesa quiere que los estudiantes accedan al conocimiento con entusiasmo y plenamente protagonistas de su aprendizaje. “El profesor no está allí para hacerlo todo: él organiza, ayuda a los estudiantes a aprender”.
Lo que hace a un buen profesor es que favorezca el aprendizaje de sus estudiantes en un clima de tolerancia y respeto, y sobre todo, crear situaciones de aprendizaje variadas y estimulantes, en vez de imponer, con autoridad, un determinado conocimiento.

Frente a la concepción tradicional de que el aprendizaje del estudiante depende casi exclusivamente del comportamiento del profesor y de la metodología de enseñanza utilizada (paradigma proceso-producto), se pone de relieve la importancia de lo que aporta el propio estudiante al proceso de aprendizaje (conocimientos, capacidades, destrezas, creencias, expectativas, actitudes, etc.). La actividad constructiva del estudiante aparece, de este modo, como un elemento mediador de gran importancia entre la conducta del profesor y los resultados del aprendizaje (Coll, Palacios y Marchesi, 1992). La adopción de esta nueva perspectiva, cuyo origen cabe buscar en el creciente auge de los enfoques cognitivos, supone un cambio radical en la forma de entender el proceso de enseñanza/aprendizaje (Ashman y Conway, 1997).

3.7. Una libertad de elección de a poco

Otro aspecto del sistema educativo finlandés es la libertad de elección de los estudiantes para organizar sus estudios. Esta libertad es progresiva acorde con el grado de madurez de los estudiantes. En la educación del “ciclo fundamental» (entre 7 y 13 años) los estudios son iguales para todos. A partir de los 13 años, se introducen algunas materias opcionales. Cada colegio puede elegir la opción que le dará especificidad.
Hasta los 16 años, los estudiantes construyen poco a poco su autonomía y desarrollan un sentido de responsabilidad con relación a sus estudios. Para ello, pueden contar con la ayuda de los consejeros.
En los 3 años del colegio secundario, los estudiantes deben seguir cursos obligatorios, y otros opcionales. La clase, como grupo de estudiantes, no existe ya. Ellos van a encontrarse en configuraciones diferentes según los cursos a los cuales se inscribieron en función de las disponibilidades. El sistema les permite también avanzar de manera modular, según sus capacidades, en las distintas disciplinas. Todo concepto de repetición global, que implique volver a seguir de nuevo materias ya aprobadas, está puesto de lado definitivamente. Esto implica también que estudiantes de edades diversas pueden encontrarse en un mismo grupo de nivel.
El gran objetivo de la educación es quizás que el joven aprenda a ser siempre él mismo mediante el esfuerzo incesante y generoso de las opciones libres orientado por los valores para ser una persona plena, ciudadano comprometido y profesional responsable.

3.8. Evaluación motivadora y sin tensión

Otra clave es ¿Cómo evalúa este país a los estudiantes?
Hasta los 9 años los estudiantes no son evaluados con notas. A partir de esta edad son evaluados pero sin emplear cifras hasta los 11 años. Es decir que en el período equivalente a nuestra primaria los estudiantes sólo pasan por una única evaluación. Así, la adquisición de los saberes fundamentales puede hacerse sin la tensión de las notas y sin la estigmatización de los estudiantes con dificultad. Cada uno puede progresar a su ritmo sin interiorizar ese sentimiento de deficiencia que producirá tantos fracasos posteriores, esa imagen generadora de angustia y sufrimiento.
El sistema educativo finlandés confía en la curiosidad de los niños y en su inquietud de aprender. Las notas en esta fase serían un obstáculo. Estas notas son conceptuales ya que expresadas en cifras aparecen recién en el 6º año, cuando los niños alcanzan la edad de 13 años.
Después de los 13 años se emplea calificaciones en cifras que pueden ir de 4 a 10. ¿Qué interés puede haber en construir una escala de la ignorancia? En cambio, se pueden distinguir niveles de perfección: Un conocimiento puede ser adquirido pero en diferentes niveles de logro: eso es lo que significan las notas entre 5 y 9.
Por otra parte, los candidatos pueden rendir de nuevo, hasta dos veces en el plazo máximo de un año, las pruebas en las que han fracasado (hay dos períodos de examen en un año).

En Finlandia, la práctica de la evaluación parece estar guiada por el cuidado de no castigar a nadie y de darle siempre la oportunidad al estudiante, valorando más lo que sabe que lo que no sabe: Lo importante es que los estudiantes tengan la sensación de que son buenos en alguna área.
Guiada por este principio, la evaluación de los estudiantes pierde su carácter competitivo y angustiante y, por el contrario, puede convertirse en un medio que los estimula y motiva para ubicarse en un grado de progreso adaptada a su ritmo.

Bibliografía:
  1. Colección programa internacional de formación de educadores populares, ¿Cómo se aprende? – Federación internacional Fe y Alegría.
  2. Propuestas para una mejor educación, Jorge Luis Prioretti; https://es.scribd.com/doc/289495988/Propuestas-para-Una-Mejor-Educacion-Mirando-a-Finlandia.

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Acerca de Lic AUS Prof Jorge Luis Prioretti

Licenciado en Organizaciones sociales y culturales - USAL. Analista universitario en sistemas - UTN. Profesor Sup. Filosofía y Cs. Educación.
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